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México: Celebración de los 50 años de los Encuentros con Cristo en el Instituto de Ciencias

headerEl pasado 25 de noviembre se celebró en el Instituto de Ciencias de Guadalajara (México) los 50 años de los Encuentros con Cristo que tuvo como festejado principal a su creador, el P. Eduardo Levy SJ.

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Representantes de diversos colegios de la ciudad, órdenes religiosas, padres de familia, ex alumnos y docentes participaron de esta gran celebración que estuvo ambientado por carteles realizados por distintos centros educativos en los que plasmaron lo que ha significado para ellos estos Encuentros.

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Desde el Instituto de Ciencias nos escribe Martha Gabriela Fernández, responsable de pastoral, para comentarnos más sobre la celebración: “Comenzamos como se inicia cada Encuentro, con la frase: ‘Vamos a trabajar…Por Cristo y en Cristo‘ y nos  encomendamos a Dios Nuestro Padre y le agradecimos por la vida del padre Levy; posteriormente se presentó un video con una breve semblanza de su vida que fue recopilada por la maestra Lolita Castaños”.

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El padre recibió un pequeño reconocimiento que consistió en un cuadro hecho con plastilina conmemorando los 50 años de los Encuentros. Así mismo, se le hizo entrega de todas las cartas recibidas de algunos países latinoamericanos, de colegios y/o congregaciones locales que se sumaron a la invitación de escribirle una carta, muy al estilo de sus Encuentros.

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Además de las cartas, algunos colegios de la Compañía de Jesús en Latinoamérica enviaron su saludo a través de un video que proyectaron haciéndolos presentes de manera virtual en la celebración

La celebración concluyó cuando, acompañados por el coro de niños y niñas de la primaria del Instituto de Ciencias y de un ex alumno que vivió en carne propia todos los encuentros,  toda la audiencia entonó la canción “Gracias P. Levy”. (canción compuesta por Alma Aguilera y Gabriel Pantoja, maestros del colegio).

“Despedimos al padre Levy en medio de los aplausos y con el auditorio de pie, reconociendo y agradeciendo su legado…‘todo a la mayor gloria de Dios’ “, recueda Martha.