Paula, Facundo, Santiago y Agustina – Liceo Monseñor Ricardo Isasa, Uruguay
En Uruguay, la educación se divide en 6 grandes bloques: Educación Inicial, Educación Primaria, Educación Media Básica y Superior, Educación Terciaria y Educación de Postgrado. Es obligatoria desde primaria hasta la educación media superior. Es brindada por el Estado, laica y gratuitamente, aunque también existen los institutos de educación privada (consagradas en distintas disposiciones legales, tales como en la Constitución, el Código Civil y la Ley General de Educación Nº 18.437).
Aquí en Uruguay, la brecha entre la educación pública y la privada varía dependiendo de las instituciones. Hay algunas instituciones públicas, donde la educación resulta mejor que en algunos centros privados. Los imaginarios que se generan en torno a la educación en el Uruguay tienden a ser dirigidos al sector de la educación público, por la supuesta ineficiencia de los docentes, sus ausencias por los paros- lo que hace que se los clasifique como “vagos” o “rebeldes”-, la mala calidad de los liceos públicos. También se tiende a pensar que quienes tienen contextos más difíciles, no estudian porque son vagos o no les interesa su educación. Otro gran imaginario que existe es que los colegios privados son mejores que los públicos, cuando dijimos anteriormente que en muchos casos, no es así.
Las diferencias más grandes en el campo de acceso a la educación, suelen darse más entre los extremos de los contextos socioculturales (las clases más altas y a su vez, en las capas más bajas de la sociedad), hay personas que por su contexto no tienen las mismas posibilidades que alguien que puede asistir a una educación paga de alto nivel.Tenemos por un lado el extremo de contexto más crítico, donde influyen las posibilidades e intenciones del alumno. Estos contextos, por lo general son los más marginados por la sociedad y a la hora de hablar de educación, son considerados de bajo nivel. Desde primaria vemos lo difícil que se torna que todos los niños completen su educación, la pobreza y los problemas en su subsistencia diaria hacen que el ir a estudiar no sea de carácter primario. Si no hay una persona, ni una motivación que puedan llevar adelante, su condición económica hace que sea difícil que los niños y adolescentes finalicen sus estudios. En muchos casos el comenzar un trabajo se convierte en una oportunidad mas viable y razonable para aquellos que su calidad de vida no es la mejor para desarrollar su formación individual. Mientras tanto, en el otro extremo, no pasan por estas situaciones. Las posibilidades no son un problema, ya que están al alcance de sus manos. Se ven beneficiados por el sistema, ya que no son condicionados ni por su contexto ni por la sociedad misma. Su obligación primaria es asistir al colegio y relacionarse con sus pares con los cuales comparten características similares dados sus contextos. Relacionado con esto, entendemos como una educación inclusiva, a un sistema donde las diferencias no sean un factor importante. Donde las dificultades y las capacidades diferentes no son tomadas como varas para medir las capacidades de los individuos.Y la calidad en el sentido más amplio de la palabra. El acercamiento a diferentes temáticas, sin importar nuestro contexto social, una bibliografía adecuada y amplia, experiencias donde vivenciar lo que aprendemos en lo teórico. El buen acceso a la información no sólo hace que aprendamos más, sino que aprendamos mejor, y logremos generar un ojo crítico con respecto a lo que se nos presentará en el futuro: muchas veces, quienes tienen el poder, se aprovechan de esa ignorancia para controlarnos y hacernos títeres de su sistema.
No solamente desde el rol de estudiantes de un colegio jesuita, sino, desde el rol de seres humanos, creemos que para mejorar la educación de nuestro país, principalmente, se debería invertir más en la misma, el PBI destinado a la educación en Uruguay es menor al 5%, cuando la UNESCO sugiere que sea por lo menos un 6%. El bajo presupuesto destinado a la educación genera: salarios bajos para los docentes –que puede resultarles frustrante o desalentador– y la imposibilidad de mejorar las infraestructuras de los centros educativos. No obstante, parte de mejorar la educación sería erradicar los imaginarios que se generan en los sectores público/privado, tratando de fomentar la importancia del docente –como por ejemplo en Finlandia, donde no cualquiera puede ser docente– y con ello, estimulando la importancia de la educación a los estudiantes, como así mismo fomentando la vocación a la docencia. Otro punto importante a tomar en cuenta, es la acción del Estado en la educación. Ya hemos hablado antes de la importancia de la inversión del mismo en la educación, pero consideramos que el Estado debería impulsar la idea de la educación como forma de vida, como un derecho humano al que todos deberíamos acceder, sabiendo que es una forma de desarrollarnos como seres humanos.
Luego de charlarlo, y ver nuestras experiencias personales, concluimos con que estamos muy contentos y agradecidos con la educación que recibimos en nuestro colegio. No es sólo una satisfacción en el ámbito académico, sino también en el crecimiento humano que todos sentimos que hemos experimentado durante nuestro trayecto por el Colegio. Nos dimos cuenta que en el Monseñor Isasa, se nos presentan constantemente muchas maneras de explorar nuestra espiritualidad, y así conocernos más a nosotros mismos. Aquí vivimos la fe de la mejor manera ignaciana; a través del servicio, la misericordia y la ayuda al que más lo necesita.
Redactado Por Paula Fernández, Facundo Medeiros, Santiago Picabea y Agustina Espino.
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