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El Padre General en India

La visita que ha realizado el Padre General a la Asistencia de Asia Meridional, entre el 15 de febrero y el 1 de marzo, le ha proporcionado una visión de conjunto de las diversas actividades que realizan los jesuitas de la zona central de la India, zona en la que la Iglesia manifiesta su universalidad integrando las culturas tribales en las prácticas de fe de la población local. Era la primera visita que el P. General hacia a la Provincia de Jamshdepur, donde ha participado también en la Conferencia de Asia Meridional que se celebró en el “Instituto Xavier para el estudio de las relaciones laborales”.

La visita a la India del P. General ha seguido en las provincias de Ranchi y Hazaribag. Alli se reunió con muchos jesuitas, jóvenes y mayores, diversos colaboradores y grupos religiosos, recibó mucha informacion, mucho sobre los diferentes apostolados de las provincias, y también tuvo la oportunidad de reunirse con los dos obispos locales.

«Quizá el tema subrayado con más énfasis ha sido la necesidad de que todos nuestros ministerios se apoyen seriamente en el estudio y la investigación.
Sin una investigación que dé profundidad y abra horizontes creativos nuestra respuesta a los retos que propone la misión no dejará de ser trivial, aun cuando haga mucho bien. En conexión con este punto, el P. General dejó de aludir al hecho de que estamos sobrecargando a nuestros hombres más capaces.

Tenemos la tendencia al crecimiento y a aceptar nuevas responsabilidades, pero no logramos traspasar a otras manos las responsabilidades que ya tenemos, y esto lleva a que los más dotados se vean obligados a realizar demasiadas tareas, y ninguna de ellas con verdadera profundidad.

La imagen de personas que no trabajan en profundidad lleva consigo la de personas que  no merecen credibilidad.

Ha repetido también, insistentemente, la necesidad de llegar a una comprensión más plena de nuestro papel en la misión divina, que Dios comparte con la Compañía en la Iglesia y a través de la Iglesia. El P. General mencionó este punto como parte de su reflexión sobre el magis, la exigencia de excelencia que debería impulsar todas nuestras obras. La excelencia que pretendemos no consiste en que nos reconozcan como los mejores (el mejor colegio, la mejor parroquia, el mejor centro pastoral). Seremos excelentes, más bien, cuando enriquezcamos, como si fuésemos levadura, con nuestro servicio de calidad, el servicio dirigido por otros en colegios, parroquias o donde quiera que sea.

Todavía una palabra sobre lo que creo ha dejado más impresionado al P. General durante su visita. Ha tenido una experiencia de primera mano de la enorme variedad que conforma nuestra Asistencia. Ya dentro de los límites de estas tres Provincias tribales se ha
visto asaltado por una apabullante variedad de lenguas y culturas. Pero bajo esta diversidad ha podido entrever la unidad: en la cultura tribal, especialmente cuando se trata de muchachas, se baila agarrándose de la mano hasta formar una cadena. El P. General manifestó que encontraba esta costumbre sumamente significativa, como expresión de la unión que, ese era su deseo, debería atravesar todas nuestras actividades.

Una segunda y notable experiencia ha sido el grande número de jesuitas en formación que el P. General ha encontrado en estas tres provincias. El mensaje que les dirigía era siempre éste: Sean siempre conscientes de la inmensa misión a la que han sido llamados. Inmensa,
como lo es la misión de Dios. Prepárense a ella buscando en su formación profundidad (espiritual, intelectual, humana), creatividad y vida en el espíritu, y estén abiertos a colaborar con todos, pues somos la “mínima Compañía de Jesús” y como tal incapaces de responder por nosotros mismos a la inmensidad de nuestra misión. Un mensaje semejante dirigió a los formados: sin una continua actualización en lo profesional y sin un continuo crecimiento en sabiduría y profundidad espiritual, no haremos aportación alguna de relevancia a la misión de Dios.»

nota de http://www.sjweb.info y cpalsj.org