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HAITÍ (AÚN) REQUIERE NUESTRA SOLIDARIDAD

“Una vez más, tiembla Haití”, menciona un reporte sobre la “nueva” crisis que envuelve hoy a este país. Y aunque esta vez la causa no sea un desastre natural, como lo fue hace 9 años para el terremoto, constituye también un llamado urgente de acción y solidaridad. El pasado 7 de febrero se iniciaron masivas protestas en Puerto Príncipe y otras ciudades del país, reclamando la renuncia del actual presidente, Jovenel Moise. La crisis socioeconómica y el panorama de corrupción política, detonadas recientemente, fueron la chispa que impulsó a miles de personas a manifestarse en las calles. Lamentables enfrentamientos y saqueos han dejando un ambiente de violencia, incertidumbre e inseguridad.

Pocos días después de iniciadas las manifestaciones en Haití, salen a la luz de la Compañía de Jesús, las Preferencias Apostólicas Universales, que guiarán nuestra misión durante al menos, los próximos 10 años: “Caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia” dicta la segunda de ellas, la que nos lleva necesariamente, y como cuerpo apostólico, a seguir fijando nuestra mirada y acciones hacia el país más pobre y con el Índice de Desarrollo Humano más bajo de Latinoamérica y El Caribe: Haití.

Haití es un país que ha sufrido décadas de extrema pobreza y desigualdad. Que presenta serias dificultades para consolidar su democracia y que, desde el terremoto de 2010, ha venido en un círculo vicioso de dependencia a la ayuda humanitaria proveniente de la comunidad internacional. Aún hay un gran porcentaje de familias que carecen del acceso a la alimentación, a la educación y a la salud.

“Promover la justicia social y el cambio de las estructuras económicas, políticas y sociales generadoras de injusticia” es el camino que, desde las Preferencias Apostólicas Universales, queremos hacer junto a los pobres. Desde la profunda convicción sobre el papel fundamental que juega la educación en la construcción y desarrollo de una sociedad, y recordando los frutos y vínculos que dejó la campaña “Ignacianos por Haití”, hoy proponemos responder a esta “nueva” crisis acompañando la misión educativa en este país, apoyando el Apostolado Educativo de la Compañía que se materializa en cada una de las 17 escuelas de Fe y Alegría Haití.

Reiteramos nuestra invitación a los colegios de FLACSI, para que apoyen el trabajo de Fe y Alegría en Haití. Para este fin, te presentamos la propuesta de hermanamiento, que se traduce en la definición de un aporte económico para contribuir a la educación de un número determinado de niños y niñas, y que permitirá estrechar los vínculos con las comunidades educativas de las escuelas, promoviendo experiencias de colaboración entre éstas y las de los Colegios FLACSI.

Para más información sobre la propuesta de hermanamiento, puedes comunicarte con Felipe Carrillo, el Secretario Ejecutivo de FLACSI, escribiendo a: felipe.carrillo@flacsi.net.

“Pedimos la solidaridad de todos para que no se olvide la existencia de nuestro pueblo y su destino, para mantener la esperanza en el corazón de esta difícil situación” – Juan Denis Saint Félix, superior jesuita de Haití.