Liderazgo y Gestión institucional: motor y sustento del Sistema de Calidad en la Gestión Escolar
Escrito por Marcela Román C.
Por más de 5 años he tenido el privilegio de acompañar a distintas escuelas y sus comunidades, en el camino de mejora continua que les propone y exige el Sistema de Calidad en la Gestión Escolar (SCGE). En este andar he participado activamente de la experiencia, desafíos y propuestas de mejora en diversos colegios de la Compañía de Jesús en América Latina, los que han agudizado la mirada e innovado en estrategias para revisar sus prácticas y logros a la luz de un modelo que tiene como centro y prioridad la formación integral de cada estudiante. Formación que anclada en los principios y valores ignacianos, supone y demanda la adquisición de aprendizajes relevantes en todas aquellas dimensiones propias del ser humano: cognitivas, artísticas, sociales, emocionales, éticas, corporales y espirituales.
Son varios los ejes y criterios que sostienen y validan este Sistema desde su conceptualización y metodología, pero si hubiese que destacar algunos de sus principios más significativos por cuanto le confieren su identidad y orientan el camino, me atrevería mencionar tres de ellos, mismos que se han ido legitimando y ratificando con el correr de estos años y las experiencias vividas:
- No existen recetas universalmente válidas para la mejora de las instituciones escolares. Por mucho que se trate de un desafío común o compartido, cada situación, contexto y comunidad hace que el camino sea propio, único e irrepetible. Como también lo será la dinámica del cambio, los efectos y la sostenibilidad de la mejora producida.
- La mejora requiere de rigurosos procesos compartidos e internos de evaluación, reflexión, discernimiento y decisión. El cambio, reorganización e innovación a la base de la mejora, se sostiene y adquiere sentido si proviene de la discusión, decisión y acuerdos internos. Las escuelas o centros que realmente mejoran e impactan en los aprendizajes que se busca alcancen los estudiantes, son espacios caracterizados por el compromiso, planificación y decisión conjunta de emprender el cambio hacia metas y objetivos consensuados, al tiempo que por ser comunidades que asumen la obligación de evaluar y analizar sistemática y rigurosamente las prácticas pedagógicas e institucionales, así como los resultados y logros escolares.
- La conducción y gestión directiva institucional es del todo relevante para el cambio y la mejora de los centros educativos. Apenas reiterar que tanto la teoría y principalmente la vasta experiencia de escuelas que emprenden el camino de la mejora, ratifican que ello sólo es posible cuando existe una dirección y conducción clara, competente y comprometida con el sentido, objetivos y metas de la mejora. La ausencia de liderazgo o debilidad de la gestión, apenas producirá destellos de logros o cambios que no logran permanecer producto de sustentarse no en la institucionalidad, sino que en capacidades o prácticas de algunos de los docentes, directivos u otros del centro.
Permitánme detenerme en el último de los puntos destacados, reconociendo así, su centralidad en tanto motor y sustento de todo el engranaje y propuesta del Sistema de Calidad en la Gestión. Para ello, intentaremos responder a las siguientes interrogante: ¿por qué es relevante la gestión en el camino y logro de la mejora?; ¿qué aporta o cuánto importa el liderazgo y la gestion institucional para el logro de aprendizajes significativos y relevantes de los y las estudiantes?
De una u otra manera, ambas preguntas nos remiten a revisar y discutir respecto de qué implica y cómo se instalan y mantienen procesos de enseñanza y aprendizaje de calidad en las escuelas, al tiempo que visibilizar el rol y acciones de la dirección educativa en el aseguramiento de tales procesos. En otras palabras, es preciso profundizar en la gestión, en el sentido y lógica desde donde se asume, se estructura, organiza y evalúa el servicio educativo en las escuelas y centros escolares, así como en las prácticas institucionales que aparecen claves para el logro de la formación integral, desempeños y aprendizajes relevantes.
En lo que sigue, y a fin de relevar esta centralidad de la gestión y el liderazgo, explicitaremos algunas de las apuestas y exigencias que este sistema hace a la dirección de los centros escolares, mismas que permiten caracterizar el rol que ha de cumplir la gestión que asegura el cambio y la mejora. Los puntos a continuación aluden así, a algunas de las funciones, desafíos y acciones que de manera prioritaria debe liderar y monitorear la gestión escolar para avanzar en este camino que fortalece prácticas y dinámicas que permiten impactar significativamente en los aprendizajes integrales de los estudiantes:
- Contar con una dirección que asuma y de prioridad a la gestión y liderazgo pedagógico. Esto es, que centrada en los aprendizajes integrales lidere y supervice la enseñanza y la didáctica; el curriculum y la evaluación de aprendizajes; el acompañamiento y retroalimentación de la labor de aula, así como el análisis de los resultados de los aprendizajes de los estudiantes. Es desde allí, que será posible atender a las condiciones, recursos y factores que favorecen su incremento y mejora continua.
- Generar y asegurar las condiciones, recursos y procedimientos necesarios para la preparación y planificación de la enseñanza, el intercambio y discusión profesional entre los profesores, así como sistemas de acompañamiento y retroalimentación al trabajo docente.
- Contar con evidencias y prácticas sistemáticas que permitan reconocer los factores propios, la dinámica y procesos institucionales, que aparecen afectando y explicando los aprendizajes y la formación de los estudiantes.
- Asegurar espacios, unidades y agentes responsables de entregar principios y orientaciones de cómo intervenir oportunamente para mejorar tales factores y condiciones.
- Se constituye en una gestión que trabaja con una mirada estratégica de mediano y largo plazo. De acuerdo al horizonte establecido en sus distintos proyectos y planes de mejora, enmarcados en su proyecto educativo.
- Una conducción que se asegura que las prácticas pedagógicas, administrativas e institucionales se ordenan y sostienen a partir de esta mirada estratégica que se ancla y comprende desde y en la mejora .
- Promueve y levanta liderazgos intermedios; especialmente de tipo pedagógico. Ello habla de una conducción que entrega roles y distribuye liderazgos entre otros directivos y los propios docentes, en quienes hace recaer la co-responsabilidad por la calidad de la enseñanza y el trabajo en aula.
- Responsable de instalar y gestionar una cultura de uso de resultados de aprendizajes y otros indicadores educativos para fortalecer la gestión pedagógica y la enseñanza y con ello, impactar positivamente en los aprendizajes buscados. Cuenta así, con agentes y estrategias para la sistematización y análisis frecuentes de los aprendizajes logrados por los estudiantes, en donde es clave la participación de los directivos y docentes. En uso de datos se constituye en un eje central del trabajo académico de los centros.
- Gestión preocupada de ofrecer una formación inclusiva e igualitaria; capaces y competentes para formar desde la diversidad; escuelas en las cuales se trabaje estrechamente con los y las estudiantes, con sus familias y comunidades desde sus expectativas, particularidades y características culturales.
- Una gestión promotora y generadora de una cultura escolar de confianza y altas expectativas; que entiende la relevancia de un clima apto y exigente para aprender. Un liderazgo que instala la interacción desde el respeto, la confianza y las altas expectativas y exigencias de excelencia. Tanto para el trabajo entre docentes y estudiantes, como en la dinámica de convivencia entre profesores y alumnos.
El SCGE da total protagonismo a la comunidad y sus actores; los orienta y apoya para que tomen distancia, miren y analicen sus prácticas, procedimientos y resultados, de manera que puedan identificar y comprender las brechas entre lo deseado y lo que efectivamente hacen y logran. Conocimiento y proceso indispensable para planificar, consensuar y legitimar una estrategia que les permita reducir tales brechas y por cierto, mantener y sustentar la calidad educativa deseada. Sin embargo, nada de esto sería posible si no se cuenta con una dirección con capacidad y compromiso para asumir y liderar estos procesos. Con un liderazgo que poniendo al centro de su gestión el aprendizaje de los estudiantes, movilice y genere aquellos recursos y condiciones necesarias para alcanzar con éxito los objetivos y metas de mejora.