La Compañía de Jesús en sus 475 años de existencia cuenta, a la fecha, con 53 santos canonizados (9 no mártires y 34 mártires) y 149 beatos (7 no mártires y 142 mártires). El P. Jaime Correa, Sj. escribió sobre cada uno de ellos un resumen de su vida en el libro “Santos y Beatos de la Compañía de Jesús”.
A continuación presentaremos la historia de los Mártires en camino a Brasil, que celebra su fiesta el 15 de julio.
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“Son llamados los Mártires del Brasil. No murieron en América, pero iban en viaje para ser misioneros. Todos pertenecían a la Compañía de Jesús. Dos eran sacerdotes; uno de ellos, era el Superior Provincial en Brasil. Los otros eran estudiantes, novicios y hermanos jesuitas. 32 eran portugueses y 8 eran españoles.
El 5 de junio de 1570 salió la flota de siete de naves que salían desde Lisboa. Su expedición jesuita hacia Brasil estaba formada por casi 100 personas contando a los laicos que iban para trabajos artesanales. Era la mayor expedición de religiosos que salía a América, y no hubo otra mayor, desde 1541 a 1747.
En tres naves viajaron los jesuitas. En una, El P. Pedro Díaz con 20 compañeros. En otra, el P. Francisco de Castro con tres Hermanos. Y en la nave “Santiago”, cargada de mercaderías para las islas Canarias, Cabo Verde y Brasil, el Padre Provincial Ignacio Azevedo con 45 compañeros.
Desde la Isla de Madeira, una nave tuvo que dirigirse hacia las Islas Canarias para llevar una carga que transportaba; en ella viaja el padre Azevedo con 39 jesuitas y presintiendo la cercanía de corsarios calvinistas, pide voluntarios ante un posible martirio; 4 abandonaron la expedición, y en su lugar se ofrecieron voluntarios otros de las restantes naves.
Llegando a la Isla de la Palmaen Canarias, hicieron escala en el lugar de Tazacorte, dónde en el Santuario de Nuestra Señora de las Angustias, celebró por última vez la Sagrada Eucaristía, y según cuenta la tradición, el Padre Ignacio, al sumir la sangre del Señor, tuvo la revelación divina de su glorioso martirio, tan grande fue su impresión que mordió el borde del Cáliz, y dejó una mella de sus dientes en él (este Cáliz sigue estando en la Parroquia de San Miguel Arcángel de Tazacorte), unos días después al continuar su ruta hacia el puerto de Santa Cruz de la Palma, frente a la punta de Fuencaliente de La Palma, la nave fue atacada por corsarios hugonotes calvinistas.
El P. Ignacio se colocó en el medio de la nave, con la imagen de Nuestra Señora en sus manos y alentó a su joven grupo de misioneros a ofrecer sus vidas por Cristo. Tras ser capturada la nave aquel 15 de julio de 1570, los 40 jesuitas fueron martirizados, siendo apuñalados y lanzados vivos al mar. Al padre Ignacio fue al primero a quien se le descargó una violenta cuchillada en la cabeza.
Antes de morir dijo: ‘Muero por la Santa Iglesia Católica y por lo que ella enseña’. Y a los jesuitas que lo rodearon, les dijo: ‘No tengan miedo, agradezcan esta misericordia del Señor. Yo voy adelante y los esperaré en el cielo’. Y expiró, ‘siempre con los ojos en la imagen de Nuestra Señora’. Lo arrojaron al mar.
Estos 40 jesuitas fueron venerados como mártires, en Roma y en otras partes, apenas se supo el martirio. El Papa Pío IX declaró su beatificación el 11 de marzo de 1854. En 1999 el Cabildo insular de La Palma y otras instituciones, hicieron un homenaje en memoria de estos mártires, sumergiendo 40 cruces de hormigón en el fondo del mar, en el lugar del martirio.
Fuente: P. Jaime Correa Sj, “Santos y Beatos de la Compañía de Jesús”, 2013 / Fotos: Wikipedia