Siempre podemos alabar a Dios por la belleza de su creación. Pero esto no cambia el hecho de que la ecología permanece en una cuestión de razón.
Equipo Ecojesuit
Bruselas / Ecología – Peter Knauer, S.J. (76), ha sido profesor de Teología Fundamental en la Facultad de Teología de San Georgen, Frankfurt, Alemania. Actualmente es uno de los capellanes de las comunidades hispanoparlantes de Bruselas, Bélgica. Peter es un prestigioso teólogo y, en esta ocasión, comparte su visión de la relación entre teología y razón en el contexto de la crisis ecológica actual.
¿Qué podemos aprender de Dios cuando afrontamos retos medioambientales como los actuales?
Los retos ecológicos son, como la ética en general, un objeto de razón y no de fe. La fe no los hace más urgentes de lo que ya son ni les da un carácter más obligatorio del que ya tienen. Pero la fe nos libera del poder que posee esa inquietud sobre nosotros que está conectada con nuestra condición humana: vulnerable y mortal. En la fe experimentamos la libertad que nos permite definitivamente seguir nuestra conciencia.
El universo entero, incluida su creación, es un objeto de razón. Sólo la autocomunicación de Dios es objeto de fe. No podemos usar a Dios como un argumento para nuestras reivindicaciones ecológicas.
¿Cómo podemos articular la visión del Reino de Dios, que es una visión de construir comunidad, en este contexto de crisis medioambiental?
El Reino de Dios es la comunidad de fe; la fe relativiza el poder de esa inquietud sobre nosotros mismos, que de otra manera nos impediría seguir las razones dadas por nuestra conciencia ética. De una forma subsidiaria, la fe también contribuye activamente a favor de las obligaciones mismas de la razón, pero éstas permanecen como obligaciones de la razón y no toman prestadas de la fe su elevado rango.
¿En qué sentido puede la Biblia reforzar nuestro compromiso para cuidad la tierra?
Desde luego en la Biblia encontramos argumentos para actuar razonablemente. Pero no deberíamos intentar dar a esos argumentos teológicos un rango de “mayor calidad”. Esto significaría que no tomamos seriamente los argumentos de la razón.
¿Qué expresiones espirituales podrían ayudarnos a responder a la reconciliación con la naturaleza?
Siempre podemos alabar a Dios por la belleza de su creación. Pero esto no cambia el hecho de que la ecología permanece en una cuestión de razón. Sería un abuso de la palabra “Dios” intentar dar argumentos teológicos para la ecología. Pero reconociéndonos amados cada uno por Dios, nos hacemos libres de esas raíces de egoísmo. El principio fundante de la ética es el principio de proporcionalidad, que nos da el criterio para reconocer la maldad de una acción, es decir, que al analizarla la reconocemos contraproductiva y destructiva en el largo plazo. De hecho, más que cualquier consideración relacionada con la fe o la espiritualidad, la sostenibilidad es el principal argumento para la ecología.
Si estás interesado en conocer más sobre los trabajos de Peter Kanuer puedes visitar el sitio web http://peter-knauer.de/
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Equipo Ecojesuit. Publicado en Ecología y Jesuitas en Comunicación, http://ecojesuit.com