El Presidente de la Asociación de Colegios Jesuitas de Colombia (ACODESI), el P. Enrique Gutiérrez SJ, dedica esta columna de despedida al Instituo San José de Barranquilla que cierra sus puertas a fines de este año.
“Caminante, no hay camino… sino estelas en la mar”
Escrito por el P. Enrique Guitiérrez, SJ.
La anterior frase, de un poema de Antonio Machado, me sirve para escribir estas líneas que quieren ser una expresión de gratitud y de reconocimiento a la labor realizada por el Instituto San José en los años que ha tenido de presencia educativa en la ciudad de Barranquilla.
Como dice el poeta, “al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”. Es la realidad de lo que significa una institución educativa. Caminar, sembrando en los corazones de sus estudiantes la semilla de los valores, las actitudes y principios, los saberes propios de cada una de las áreas del conocimiento.
Formar hombres y mujeres que ayuden a la construcción de una sociedad más justa, más fraternal y más equitativa, fieles a los principios de la espiritualidad ignaciana. Ese ha sido el camino que el Instituto San José ha recorrido a lo largo de los años.
La siembra ha sido abundante y la cosecha generosa. Lo atestiguan los centenares de bachilleres que se han graduado en las diferentes promociones. Ellas y ellos conservan una deuda de gratitud para con el colegio que los acogió, los ayudó a formarse como personas, les dio unos principios que han sido faro en su vida y en su desempeño profesional, social, familiar y personal.
Hoy, cuando vemos que una historia está llegando a su final volvemos al poeta que nos dice “caminante, no hay camino, se hace camino al andar” y reconocemos que ha sido el derrotero que ha vivido nuestro “Insanjo” al ir haciendo camino con el paso de los días, meses y años que conforman su historia y somos conscientes de que Dios ha ido actuando en la historia, se ha valido de centenares de directivos, profesores, estudiantes y padres de familia para manifestarse como el Dios providente, el Padre bueno que nos muestra su ternura y su amor.
Cuando se cierra una etapa de la vida hay en cada uno de los corazones de quienes la han vivido un sentido gracias por lo que ha sido. Gracias a Dios, autor de todo bien, quien se ha revelado en la cotidianidad de la vida del Instituto. Gracias a todas las personas que han creído en la institución para confiarle sus niños y jóvenes en el proceso de formación y preparación para la vida. Gracias a quienes han sido directivos, profesoras y profesores a lo largo de estos años porque con su entrega se hizo realidad el lema ignaciano de “ser más para servir mejor”.
Y concluye el poeta “caminante, no hay camino sino estelas en la mar”. Es la huella que queda después de lo que se ha hecho, cuando se siente la satisfacción del deber cumplido y la misión realizada. Contemplemos las huellas, las estelas en la mar, que han quedado después de los años de servicio del Instituto San José a la ciudad de Barranquilla y en los últimos años a estudiantes de los municipios vecinos. Gracias, Instituto San José.