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Santos Jesuitas – San Juan Berchmans: “modelo de los jóvenes estudiantes”

headerSan Juan Berchmans es un modelo para los jóvenes estudiantes que sueñan con un futuro mejor y tratan de cumplir con responsabilidad. Es el patrono de la juventud de Bélgica y de los estudiantes jóvenes de la Compañía de Jesús.

Con su vida mostró que la santidad puede alcanzarse con los hechos ordinarios de cada día. Murió a los 5 años de jesuita. A continuación te mostramos su historia tomada del libro “Santos y Beatos de la Compañía de Jesús” escrito por el P. Jaime Correa, SJ. Su fiesta se celebra el 26 de noviembre.

Nació en la región de Flandes en Bélgica, el 13 de marzo de 1599. Fue el hijo primogénito entre cinco hermanos. Su padre era obrero, zapatero y curtidor de cueros. Tenía un taller. Su madre, Isabel van den Hove, era la hija del alcalde. A los siete años Juan fue enviado por sus padres a la escuela primaria. Fue un buen alumno, dócil y piadoso.

hamy_alfredNunca tuvo buena salud. Sus rasgos eran muy flamencos, alto, rubio y de ojos azules. Su sonrisa lo hacía ser muy simpático. Cuando Juan tenía 10 años, su madre quedó paralítica y reducida a una silla de ruedas. Desde entonces él empezó a colaborar en todo: en el cuidado de la madre y en el de sus cuatro hermanos pequeños. Y lo hizo con devoción, alegría y gozo.

Al término de los estudios primarios, pasó al Colegio para estudiar latín y humanidades. El canónigo Pedro van Emmerick, párroco de la Iglesia de Nuestra Señora, lo recibió en su casa y le sirvió de tutor. En 1610 hizo la Primera Comunión.

Poco después, la situación económica familiar se volvió más difícil, la salud de la madre empeoraba y los otros niños habían crecido.

“Hijo, no puedo pagarte los estudios. Ya tienes 13 años y me puedes ayudar en el trabajo”. Con suavidad y lágrimas, Juan le contestó: “Puedo vivir a pan y agua, pero déjame estudiar, porque quiero ser sacerdote”. El padre aceptó y decidió buscar medios extraordinarios.

El canónigo Juan Froymont, chantre de la catedral de Malinas, aceptaba criados jóvenes a los que les facilitaba poder estudiar en el Seminario. Y así Juan, por primera vez, dejó su pueblo. Malinas era más importante que Diest. Pero la vida en la casa del canónigo Froymont no fue fácil. Había otros seis jóvenes estudiantes en la casa y había que hacer de todo.

Tenía que servir a la mesa, lavar los platos, cuidar a tres pequeños holandeses encomendados al canónigo, y atender los encargos que le hicieran. Cumplió bien y se ganó la simpatía de todos.

11145165_1152008574816417_6731442839746109110_oAllí pasó su adolescencia, de los 13 a los 17 años, trabajando y estudiando. La mejor prueba de su exquisita personalidad y vida espiritual la dieron tres de sus compañeros que lo siguieron después al Noviciado de los jesuitas.

Los pensionistas del canónigo Froymont pasaron todos al nuevo Colegio. Juan Berchmans al curso de Retórica, el último de los estudios secundarios. Nuevamente se mostró alumno aventajado. Su director espiritual fue el P. Antonio de Greeff s.j pero su mejor amigo, el joven jesuita en magisterio Adriano Coels, quien dirigía la Congregación Mariana.

En la Congregación Mariana se sintió atraído a la Compañía de Jesús. Hizo un serio discernimiento. En agosto de 1616 escribió a sus padres, solicitando ser jesuita. El padre viajó enseguida a Malinas. Trató de disuadirlo, pero vanamente. Al fin el padre aceptó, pero nunca de buen grado.

El 24 de septiembre, a los 17 años y medio, ingresó al Noviciado de Malinas.

“Si no me hago santo cuando soy joven, no lo seré nunca. Fiel en las cosas pequeñas. Haré cada cosa como si fuera la última de mi vida”.

El 1 de diciembre de 1616 murió su madre. Juan dirigió a su padre tales palabras de consuelo y de conformidad, que consiguieron un cambio notable de vida. El padre decidió hacer los Ejercicios Espirituales y reanudar los estudios. El 14 de agosto del año siguiente, 1617, recibió la ordenación sacerdotal.

El 25 de septiembre de 1618 hizo los votos de pobreza, castidad y obediencia. El Provincial decidió enviar a Berchmans a Roma, con otro compañero, al Colegio Romano. Cuando se disponía a viajar a Diest para despedirse de su padre, no tuvo el consuelo de poder hacerlo, porque recibió la triste noticia de su muerte.

Portrait of the Jesuit Jan Berchmans
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El 24 de octubre de 1618, Juan y su compañero partieron a Roma. A pie. Fueron 1.500 Kms. por París, Lyon, los Alpes y Milán. En Navidad estuvieron en Loreto y llegaron a Roma el 31 de diciembre. En la Casa del Gesù, el P. Mucio Vitelleschi, General de la Compañía los abrazó cariñosamente.

El 2 de enero de 1619 los dos flamencos pasaron al Colegio Romano. Juan recibió como aposento el mismo que, años atrás, había ocupado San Luis Gonzaga.

Para Berchmans, los tres años de estudios en el Colegio Romano pasaron rápidamente. Sus estudios fueron brillantes.

El éxito de Juan no radicó en un esfuerzo puramente “voluntarista”. La  clave hay que buscarla en la oración que se le había hecho casi natural, en la devoción a la Virgen María y, especialmente en el amor a la Eucaristía. “Vivo feliz en mi vocación y siento verdadero amor por la Compañía”.

El 6 de agosto de 1621, después del acto en el Colegio Griego, volvió con fiebre. El P. Rector lo envió a la enfermería.  Las esperanzas de vida se perdieron a los pocos días. El médico descubrió en él una inflamación pulmonar ya irrecuperable. Estaba ya sin fuerzas.

El P. Rector se inclinó y le preguntó si quería decir alguna cosa a sus compañeros. Juan le susurró algo al oído y el Padre repitió en voz alta sus palabras. “Si le parece a Ud., diga a todos que la consolación más grande que ahora tengo es ésta: desde que estoy en la Compañía, no recuerdo haber cometido deliberadamente ningún pecado venial, ni haber faltado jamás a la obediencia de mis Superiores“.

Como el fin se acercaba, pidió que le pusieran en las manos el crucifijo de sus votos, el libro del Sumario de las Constituciones y el rosario. Apretándolos, dijo: “Los tres son míos y son las cosas más queridas”.

– Sepulcro en la iglesia San Ignacio de Loyola al Campo Marzio, en Roma –

Falleció el 13 de agosto de 1621, a las ocho y media de la mañana, cuando sonaba la campana para el inicio de las clases. Tenía 22 años y cinco meses.

Fue canonizado el 15 de enero de 1888, por el Papa Pío IX. Al declararlo santo, dijo: “En el joven Juan Berchmans canonizamos a las Constituciones de la Compañía de Jesús”.

La iglesia de San Ignacio en Roma guarda en un cofre de mármol los restos de este muchacho. La Iglesia lo ha declarado Modelo de la juventud.

Fuente: Libro “Santos y Beatos de la Compañía de Jesús”, P. Jaime Correa, SJ.